¿CÓMO DIRIGIR NUESTRA EMPRESA AL ÉXITO?

26.01.2011 19:30

 

La alta competitividad de los productos importados, tanto en calidad como en precio, nos obliga a revisar minuciosamente nuestras estrategias comerciales y productivas tradicionales, planteándonos situaciones tales como: De mis productos actuales, ¿cuáles son realmente competitivos en cuanto a precio y calidad? ¿Qué modificaciones tendría que realizar en mi planta productiva para abatir mis actuales costos de producción? ¿Debo renunciar a alguno de ellos? ¿Qué nuevos productos y cómo debo integrarlos a mi estrategia de ventas: a través de manufactura propia, maquilándolos, o de importación directa? ¿Mis canales de comercialización son los adecuados? ¿Cómo mejorar los actuales? ¿Qué nuevos canales debo incorporar?, etc. Éstas serían, entre otras muchas, preguntas que nos llevarían a representar la operación integral de la empresa, para ir identificando las alternativas a desarrollar, asegurar la permanencia de la empresa e identificar los caminos que nos permitan hacer productiva la organización. Las premisas siguientes deben ocupar toda nuestra atención los próximos meses: 1. Innovaciones tecnológicas que nos permitan ser competitivos en cuanto a precio y calidad. 2. Debemos permanecer muy cerca de nuestra competencia para construir una superioridad mercadológica, ofreciendo los servicios que ellos no ofrecen, atacando sus puntos débiles, y tomar lo mejor de ellos. 3. Lanzamiento de nuevos productos que nos permitan aprovechar nichos mercadológicos que la competencia no ha sabido asimilar. 4. Renunciar a algunos productos o giros que son improductivos, lo que nos permitirá eliminar pérdidas y aprovechar nuestra capacidad en renglones más rentables. Los productos que no dejen utilidad echarlos de la compañía. 5. Revisar minuciosamente nuestros costos integrales en forma permanente para utilizar los recursos en su dimensión óptima. 6. Capacitación intensiva. Es el momento de enriquecer a la organización con nuevos conocimientos y detonar la potencialidad de todos los miembros de la organización. 7. Motivación permanente. Hoy más que nunca debemos imprimir un nuevo espíritu combativo ante el desaliento y la incertidumbre: el factor clave para que todo lo anterior funcione. 8. Buscar apasionadamente la Excelencia. Basta de complejos y bloqueos mentales. La experiencia nos muestra que es alcanzable la Excelencia-calidad total en las organizaciones mexicanas, pero se requiere pasión y una decisión de compromiso más allá de lo normal; esto significa un esfuerzo extraordinario y un espíritu indomable para lograrlo. Las ocho premisas enunciadas en similitud a los pistones de un motor deben funcionar simultáneamente, ya que de omitir alguno, al igual que el motor, la potencia descenderá considerablemente y la marcha de la organización se volverá lenta. Para iniciar el camino a la competitividad y la calidad total, lo primero que uno debe buscar es despertar una actitud genuina en los cuadros directivos de la organización hacia la renovación y el cambio. Los retos que nos plantea el presente y el futuro inmediato solamente dan cabida a las empresas en la búsqueda de la Excelencia con una pasión desbordante hacia la superación; esto solamente se logrará en la medida que desarrollemos líderes que comprendan en toda su dimensión lo que significa y lo que representa para la empresa, la familia, la sociedad y para una nación, un ser excelente. Los que escriben la historia de los pueblos, los que logran que avance la humanidad, los que hacen posible el progreso y los que heredan un mundo mejor, son aquellos que han vivido con intensidad la aventura de vivir apasionadamente por alcanzar un sueño. Son aquellos líderes que han sabido convencer a sus seguidores con un sueño, que les han podido transmitir su fe de lograr hacer posible lo que para otros resulta imposible. Son aquellos que han sabido seducir a sus seguidores haciéndolos soñar con alcanzar un ideal y también son los que los han sabido comprometerse y tener conciencia que de ellos depende lograrlo, que solamente a través de su participación activa y su alto grado de responsabilidad les será factible convertir el sueño en realidad. Los líderes de Excelencia tienen el don de convertir los seres ordinarios en líderes extraordinarios, dando significado a sus vidas, presentándoles la oportunidad de trascender a su tiempo, comprometiéndolos con un ideal. El fracaso no consiste en no haber podido alcanzar una estrella, sino en no tener en la vida una estrella, un sueño que alcanzar. Ese vacío de ideales hace al hombre estéril e intrascendente. Son los sueños y no la desesperación lo que mueve a los seres humanos a lograr grandes ideales. La Excelencia empresarial solamente se alcanza en la medida en que desarrollemos e impulsemos la Excelencia humana, en la medida en que cada uno de nosotros se comprometa a transformarse en un ser de Excelencia.